Fueron cinco los médicos que en la década de 1940 decidieron instalar su casa familiar de veraneo en un sector de Algarrobo que hoy, ochenta años después, todavía conserva gran parte de su original encanto, aire rústico y tranquilidad. Junto al Estero San Gerónimo, por su lado sur, a poco más de un kilómetro desde donde se ubica el actual Pueblo de Artesanos, las casas fueron construidas siguiendo cierto criterio estilístico en común, ceñido a la tradición, techos de tejas, muros de adobe y piedra. Entre éstas, la del matrimonio integrado por Luis Hervé y Maité Allamand. Ambos chilenos de padres franceses, él tuvo una sobresaliente labor ligado a la Facultad de Medicina de la U. de Chile; se le reconoce hoy como uno de los pioneros de la electrocardiografía a nivel nacional e incluso el gobierno francés lo nombró Caballero de la Legión de Honor en 1958. A su lado, Maité desarrolló en otro ámbito, el de las letras, un quehacer no menos destacado y meritorio.
Nacida en 1911, su infancia transcurre a orillas del río Maule, territorio que estimula fuertemente su sensibilidad artística y sirve de base para sus primeros cuentos. En 1950, publica “Alamito el Largo”, incursión en un género que a la larga la convertirá en figura señera y precursora en la escena local, la literatura infantil. Madre de cinco hijos, las obligaciones domésticas no resienten su actividad creativa y las publicaciones se van sumando con regularidad durante más de cuatro décadas. En 1961, gana el Premio Municipal de Santiago y posteriormente se integra al PEN Club de Chile y al IBBY, donde coincide con escritoras como Elena Aldunate y Alicia Morel.
Su vínculo con Algarrobo, dilatado, se prolonga desde 1945 hasta su muerte, en 1996. Junto a su dormitorio, habilita una sala de trabajo, que le permite no apartarse del quehacer literario durante la temporada estival. Hoy, este espacio se mantiene intacto, conservándose en su escritorio carpetas con material de prensa y manuscritos inéditos de gran valor.
El enfoque de Maité Allamand respecto a la literatura dirigida a los niños cobra hoy particular vigencia. “Los miles de rincones maravillosos que tiene este Chile nuestro podrían ser revelados a los niños por medio de la belleza de un relato. Nuestros cuentos incluso deberían ser regionales, dadas las diferentes características de cada zona”, declaraba. Palabras que interpelan y estimulan a los actuales cultores de un género que en la actualidad vive un marcado auge y que tuvo en esta escritora algarrobina a una de sus más notables representantes.
Quedaré atentó a tan interesantes publicaciones gracias.