Por Ernesto Guajardo
El mes de abril siempre es generoso en buenas intenciones respecto del libro y la lectura. También lo es en lugares comunes y, de tiempo en tiempo, en anuncios legislativos.
En esta ocasión me gustaría hacer un ejercicio que busque explorar algunas interrogantes. Una de ellas es central: ¿dónde puede el habitante de El Quisco leer los libros editados en El Quisco?
Vamos por partes.
En el Plan de la Lectura Región de Valparaíso: 2017-2022 se identifican en El Quisco dos editoriales: Ambos Editores y Ediciones Tralcamahuida. También en Isla Negra, localidad que también integra la comuna de El Quisco, se mencionan la Editorial La Caída Hacia Arriba y Ediciones Una Temporada en Isla Negra. A estas también se puede agregar Ediciones Covacha, que realizó sus actividades en El Quisco. (También cabe acotar que, en la actualidad, Ambos Editores se presenta vinculada a Isla Negra).
El ejercicio que haremos será el siguiente: ver si los títulos publicados por estas editoriales se encuentran en la Biblioteca Pública N° 239 Carlos Condell, de El Quisco.
Para esto hemos considerado solo aquellos títulos que explícitamente indican como lugar de edición la localidad de El Quisco o bien Isla Negra. Buscamos así, una suerte de “denominación de origen”, que nos permita establecer un indicador. De las editoriales mencionadas, una de ellas presenta diversos lugares de edición relacionados con sus publicaciones; en este caso, se han considerado para el análisis solo aquellas obras vinculadas explícitamente con las localidades mencionadas. De otra editorial no hemos encontrado ningún registro de sus publicaciones en las bases de datos bibliográficos consultadas.
Se revisaron los registros existentes en la Biblioteca Nacional, así como en la Biblioteca Pública Carlos Condell. Así logramos identificar 33 títulos, publicados en el período 2006-2022. De ellos, solo 4 se encuentra en la biblioteca municipal de El Quisco, esto es el 12,12% de dicha producción bibliográfica.
Este porcentaje no se encuentra muy lejos de los datos recolectados a nivel regional en el desarrollo del proyecto de investigación Catálogo de Autoras y Autores de la Región de Valparaíso.
Veamos algunas consideraciones que se pueden establecer a partir de esto.
En primer lugar, se ha trabajado con los datos contenidos en las bases bibliográficas ya indicadas, lo que implica que se consideran solo aquellos títulos de los cuales las editoriales hicieron el correspondiente depósito legal. De hecho, conocemos varios títulos editados en la zona, cuyo registro es inexistente en dichas bases de datos. (Las implicancias de esto serían motivo para otro texto).
También, como ya se ha dicho, se trabajó en torno a la noción de “denominación de origen”: sabemos que varios de las autoras y autores residentes en la zona publican en editoriales que realizan sus actividades en otras regiones del país, o incluso con editoriales extranjeras. Un análisis parcial de este universo en particular quedará pendiente por ahora.
El corte cronológico solo busca poner en diálogo esta indagación con las investigaciones generales que se han realizado al respecto en la Región de Valparaíso pero, en todo caso, cabe señalar que la producción bibliográfica en esta zona, precisamente, se desarrolla con una cantidad constante recién en las primeras décadas del siglo XXI. En efecto, si se revisan los registros de la Biblioteca Nacional, a lo largo del siglo XX las publicaciones que declaran haberse realizado en El Quisco solo son 4, en los años 1961, 1967, 1987 y 1998. La actividad editorial en la comuna de El Quisco es, con toda propiedad, una labor que se realiza solamente en las dos últimas décadas.
Ahora bien, una de las interrogantes que surgen de esta revisión es la siguiente: ¿De qué manera se relaciona la producción bibliográfica realizada en la zona con los dispositivos de difusión y circulación de los libros? ¿Cómo podría un lector quisqueño leer un libro de un autor avecindado en El Quisco? Pues, paradójicamente, viajando a Santiago o, en el mejor de los casos, a Valparaíso y, muy ocasionalmente a algunas localidades cercanas como Algarrobo o San Antonio. Aquí se expresa con mucha claridad que, si bien el depósito legal cumple adecuadamente con su finalidad patrimonial, la gestión del mismo expresa una de las dolencias atávicas de nuestra institucionalidad cultural: el centralismo.
Esto también afecta otras iniciativas posibles en pro del fomento lector. Pues, ¿de qué podría servir que un escritor o escritora de El Quisco dé una charla en un colegio de la comuna, si luego los posibles interesados en conocer su obra no podrán acceder a ella?
Cuando se realizan estas observaciones no es con el ánimo de levantar algún índice acusador: ¿de quién podría ser la responsabilidad de esta situación? ¿De la biblioteca? ¡De la Municipalidad? ¿De las editoriales? ¿De los autores? En esto, como en otras problemáticas referidas al libro y la lectura, las situaciones obedecen a diversos factores y las respuestas no pueden ser unívocas o unilaterales. Implicarán el encuentro, el diálogo y la construcción de propuestas comunes entre todos los actores involucrados.
Por cierto, no deja de ser paradójico que, un día antes del Día Internacional del Libro, la Municipalidad de El Quisco anuncie en sus redes sociales que la Biblioteca Pública Carlos Condell estará cerrada desde el 22 de abril hasta el término de sus reparaciones.
Para finalizar, existe otra manera de acceder a los libros, no solamente a través del sistema nacional de bibliotecas. Los libros también se pueden comprar, ¿dónde y cómo pueden adquirir libros los quisqueños? Lo veremos en un próximo texto.
Ernesto Guajardo es poeta e investigador. Es editor regional de RIL Ediciones y actualmente dirige el proyecto Catálogo de Autoras y Autores de la Región de Valparaíso.