Cultura

Algarrobo: Riqueza arqueológica y paleontológica simplemente sorprendente

Pese a que su conformación como asentamiento urbano alcanza un grado de desarrollo de mayor relevancia recién a mediados del siglo pasado, Algarrobo ya empieza a despertar el interés del mundo de la cultura y la ciencia desde mucho antes. Uno de los ejemplos más notables de esto nos lo entrega el destacado naturalista Rodulfo Philippi. En su libro de 1887, “Los fósiles terciarios y cuartiarios de Chile”, el estudio más completo escrito hasta entonces sobre la riqueza paleontológica del país, el científico de origen alemán señala a Algarrobo como uno de los puntos más importantes de todo el territorio nacional. De esta manera, en sus párrafos destinados al entonces escasamente poblado villorrio de la costa central, Philippi nos entrega detalles de un hallazgo sorprendente, el del plesiosaurio, especie de reptil marino prehistórico que podía llegar a medir más de 12 metros de largo y que vivió hace unos 65 millones de años.

Pero no es Philippi el autor de este descubrimiento, sino un coterráneo suyo, Ludwig Landbeck, ornitólogo también radicado en Chile desde hacía ya varias décadas:

“El señor Landbeck, que pasó algunas semanas en Algarrobo en el año 1862 o 1863, recogió un número bastante considerable de fósiles junto con un gran trozo de la columna vertebral del Plesiosaurus chilensis”

Si bien en su libro son cerca de treinta las distintas especies de vertebrados y moluscos fosilizados los que se consignan hallados en suelo algarrobino, la riqueza del patrimonio es tal, que Philippi no puede sino dar cuenta de ello. En relación a una visita que hace en 1882 al incipiente balneario, escribe:

“Observé de paso que hay, no muy lejos del pueblo, en una elevación de quince a veinte metros sobre el nivel del mar, una inmensa cantidad de conchas enteras y quebradas, restos de las comidas de los aborígenes que han vivido allí antes de la conquista de Chile por los españoles. Lo prueban numerosos fragmentos de loza pintada, puntas de flechas y hachas de piedra, etc. Nosotros mismos hallamos algunas piedras horadadas y dos hachas del mismo material.”

Como podemos ver, tanto las huellas de las poblaciones prehispánicas, como de las formas de vida de épocas remotas, se concentran en Algarrobo de una manera simplemente extraordinaria. Y a nosotros, fugaces habitantes actuales de este territorio, no nos queda más que valorarlas y saber preservarlas para las futuras generaciones.